La poesía de Saliente

Saliente

Altura coronada, ansia de piedra,
velamen con la brisa detenido,
guerrero vigilante del sonido,
del agua, de la luz y de la hiedra.

Aún no sabe ese álamo estilista
Por qué vengo hasta ti, meta escarpada,
y lo ignora la noche arrodillada
en el silencio puro de tu arista.

Nadie lo sabe. Nadie. Solo el viento
que acuna este clamor de angelerIa
y me cierra los ojos cuando siento

La romanza que anuncia tu alegrIa.
¡Aleluya, Saliente, proa de altura,
pie de la Virgen y audacia de hermosura!


JUSTO MULLOR GARCÍA
Navidad, 1952

Virgen del Saliente

Por caminos de cielo tu mirada
Se alza siempre buscando la hermosura
De los ojos de Dios, con la ternura
De la madre o la esposa enamorada.

Azucena a la luna trasplantada,
tu planta, y en el aire transparente,
como un vuelo de gloria, dulcemente,
el azul de tu manto que se inflama
a impulso del amor que te hace llama
mi Virgen pequeñita del Saliente.


JENÓNIMA BERBEL
Epílogo del libro ‘Cuentos del Santuario del Saliente’ de José Antonio Sáez.